332.357 chilenas y chilenos salieron de los registros de los partidos oficiales. Esta depuración del padrón por parte del SERVEL, es una merma significativa que sólo refleja la crisis y el desprestigio de toda la fauna corrupta anclado en el parlamento burgués.
El 14 de abril del año 2016 se dictó la ley que estableció un plazo de un año (hasta abril de 2017), para que los partidos reficharan a sus miembros. Si no cumplían con este trámite quedarían obsoletos, por lo mismo, sin poder actuar como patrocinadores de candidatos presidenciales o parlamentarios y sin acceso al financiamiento con fondos públicos que los financian, monto que alcanza la suma de 7 mil millones de pesos por año. La cosa se resolvió “a la chilena”, tal como nos tiene acostumbrado la casta política, es decir, con presiones y acuerdos entre cuatro paredes. El acuerdo trasversal de los partidos obligó al SERVEL a ceder a la “cocina política”, permitiéndoles flexibilizar los procesos y permitir la reinscripción de sus militantes de manera ilegal y tramposa.
Durante todo este tiempo el fraude funcionó como si nada, a sabiendas que todos los partidos estaban en ilegalidad, pero todo cambió con la ley aprobada por el Congreso durante el pasado verano (26 de febrero). Al no poder refichar de manera legal y comprobada a su militancia, se depuró el padrón y todos los partidos perdieron la suma de332.357 militantes, pasando de 874.737 a 542.380 de un paraguazo.
Los más afectados son el Partido Socialista, que de 118.370 bajaron a 43.895, lo mismo que el PPD, que de 106.370 quedaron en 32.898. La Democracia Cristiana pasó de tener 103.340 militantes a quedar en 32.237. En la derecha la cosa también causo estragos, la UDI bajó de 96.835 a 41.301. Renovación Nacional se avispó y antes de que el SERVEL aplicara la podadora, depuró su padrón y quedó en 42.135.
Los radicales perdieron más de la mitad de sus afiliados y de 66.382 personas quedaron con 29.293. Por su parte, los Progresistas no se quedaron atrás y su merma fue también poco más de la mitad y de 57.390 quedaron en 28.597.
Con las nuevas cifras entregadas, el Partido Comunista quedó como la tienda política más numerosa del país, a pesar de tener una merma de 35.500 adscritos, quedando con 47.299 condicionales militantes.
Los demás partidos más pequeños también ajustaron sus cifras, pero fueron ínfimas, aún así, el panorama sólo refleja una certeza clarificadora; que la clase política que da vida a la institucionalidad capitalista sigue en retroceso, experimentando el rechazo de las chilenas y chilenos producto de la corrupción instalada en su seno y la desidia manifestada desde el estallido social a la fecha.